El 19 de febrero de 1936, Francisco Amado, Jefe Político del departamento de Jutiapa, rindió su informe a la Secretaría de Gobernación dando cuenta de la marcha administrativa de la jurisdicción a su cargo. Entre otras cosas, el señor Amado hacía constar que en su visita ordinaria a estos municipios localizaron 9 monolitos de piedra labrada y se ordenó su traslado a la capital, con destino al Museo Nacional. También encontraron piezas de cerámica que fueron remitidas a la Secretaría de Educación.
El sitio descrito por el funcionario de la época, corresponde a un asentamiento del período Clásico, compuesto de una pirámide central y una plaza, de acuerdo a la explicación de los arqueólogos que lo han conocido.
Según los registros del Instituto de Antropología e Historia, el asentamiento está orientado al aprovechamiento de los ríos de la región, como el Paz, el Margarita y sus afluentes. Estos ríos forman un conjunto con el Canal de Chiquimulilla que permitía la navegación en las áreas costeras del Pacífico, lo que posibilitaba el aprovechamiento de la biodiversidad terrestre y acuática
Quizá este largo recorrido nos haya develado una tendencia de los gobiernos liberales: parecerse más a los países considerados “civilizados”. De esta manera, en el intento por borrar su pasado prehispánico el resultado fue un mestizaje cultural de sorprendente riqueza. Cabe mencionar que algunas poblaciones presentan enclaves de descendencia hispana “pura”, lo cual añade más variedad cultural a la sociedad jutiapaneca
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